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Según el informe del último año hidrológico (de octubre de 2020 a septiembre de 2021) son preocupantes por la desertificación e inminente sequía a las que se enfrenta España.

Pese a que ha sido un año con unas precipitaciones por encima de la media, del promedio del último lustro y de la década, la falta de agua es cada vez más acuciante con unas reservas por debajo del 40%.

Esta escasez se debe a que, aunque haya sido un año lluvioso, la demanda es cada vez más elevada. España es uno de los países con alta demanda de agua, por encima de Francia, Alemania, Grecia, Italia o Portugal. La gran consumidora es la agricultura, una actividad de gran peso en nuestro país. A esto hay que sumar que, con el cambio climático, la evaporación del agua embalsada es cada vez mayor.

Si unimos la mayor demanda de agua con la subida de las temperaturas y la evaporación, tenemos datos preocupantes en los que las reservas son insuficientes en prácticamente todo el país.

¿Qué consecuencias tiene la sequía en España?

Este entramado tiene consecuencias a nivel político, socioeconómico y ambiental. Abre las puertas a la desertificación en España, que ya avanza por el sureste de la península. Asimismo, el deterioro de los recursos hídricos destruye los recursos naturales. Desde el gobierno andaluz se ha creado un decreto de sequía para situaciones urgentes, pero… ¿Por qué esperar a que sea urgente?

En nuestra mano está el solicitar políticas y medidas que trabajen de forma rápida y directa en este problema. Mientras que la gestión energética está presente en todas partes, en la hídrica los deberes están por hacer.

La falta de renovación de infraestructuras y el desconocimiento o falta de motivación para el ahorro de agua pueden cambiarse. Mejorar los sistemas hidráulicos deficientes y buscar métodos de ahorro en todos los sectores deben ser prioridades para todos: particulares, empresas y, especialmente, entidades públicas.

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Menos agua desperdiciada, es más agua para todos.

Las políticas y acciones cotidianas para promover el reciclaje, la economía circular o el ahorro de luz están completamente asentadas en nuestras dinámicas. Todos los hogares tienen cubos de basura diferentes para los residuos y cada vez buscamos más los electrodomésticos de bajo coste energético y somos más conscientes del gasto, pero ¿cómo ahorramos agua?

Cambiar el baño por una ducha o cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes son prácticas estandarizadas y comunes, pero aún así vemos litros y litros de agua desperdiciados cada día y para los cuales no tenemos formas de ahorro realmente útiles.

Cada vez que vamos a ducharnos, tenemos que abrir el grifo y dejar correr el agua hasta que llega a la temperatura que queremos. En muchos hogares se usan cubos para reutilizar esa agua, pero el desperdicio es de entre 6 y 25 litros por ducha, ¿realmente es una solución eficaz?

Te proponemos que le eches un vistazo a nuestra tecnología WAISENSE. Se trata de un sistema sencillo tanto de instalar como usar y que, desde el primer momento, te ayuda a ahorrar agua. Su función es recircular esa agua fría que no nos queda más remedio que dejar correr para que no se desperdicie, si no que vuelva al circuito.

Solo con pasar la mano por el módulo activador se inicia el sistema y cuando el agua caliente esté preparada nos avisa y ya podemos usarla sin haber desperdiciado toda esa agua fría.

Y tú, ¿cómo ahorras agua?

Accede a la noticia completa: El consumo masivo condena a España a la escasez de agua sin importar cuánto llueva (eldiario.es)